jueves, 8 de febrero de 2007

Cómo saber si una mujer finge un orgasmo

Muchos mitos y verdades circulan sobre este tema. Con el avance de los medios de comunicación e información se ha instalado, desde hace ya unos años, el debate acerca de la posibilidad que tiene la mujer de fingir ciertas reacciones durante el acto sexual. Esto llevó a los hombres a plantearse algunos interrogantes. ¿Por qué las mujeres fingen un orgasmo? ¿Es posible saber cuándo están mintiendo? “Los hombres no suelen darse cuenta de esta situación”, afirma Sandra Lustgarten, licenciada en Psicología y sexóloga. Esto se debería, según la profesional, a la capacidad que tienen las mujeres de actuar en ese momento como si efectivamente hubiesen experimentado un orgasmo. Ahora bien, ¿qué las lleva a mentir?. Según Lustgarten, existen distintas causas que llevan a esta situación. Muchas veces, las mujeres sienten que, fingiendo un orgasmo no sentido, evitan herir a los hombres en su autoestima. “A ellos les gusta saber, por un tema de machismo, si logran la satisfacción de la mujer, para así no sentirse frustrados”, afirma la licenciada.
Por otra parte, hay mujeres que nunca experimentaron uno, y piensan que ciertas sensaciones emocionales realmente constituyen un orgasmo. Lustgarten explica que “algunas, como no lo conocen, les parece que cualquier síntoma propio de la excitación del juego sexual es un orgasmo. Entonces, en esos casos hay que explicarles cómo se siente y en qué zonas”, algo que sólo se logra con la terapia.
Otra de las razones que lleva a mentir durante la relación sexual tiene que ver con la presión que la propia mujer ejerce sobre ella misma para no boicotear el encuentro. “Esto suele pasar, sobre todo, durante el primer vínculo de una pareja. Las mujeres que quieren volver a ver a alguien mienten para que el compañero concrete una nueva salida”, expresa Lustgarten.
No sólo hay que pensar este tema centrándose en la mujer que finge. También hay que considerar que esta mentira tiene su raíz en distintas cuestiones físicas y psicológicas que la arrastran a esta situación. “Muchas, a pesar de obtener la suficiente estimulación e incluso sentir los síntomas fisiológicos del orgasmo, no lo alcanzan. Y esta situación le trae consecuencias: una inmediata, que es la mentira ante la frustración o el pensamiento de que están sufriendo algún problema orgánico, y otra a largo plazo, relacionada con la limitación que comienzan a sentir frente a nuevas relaciones”, explica Lustgarten. Esto último las lleva a buscar excusas ante la inminente relación sexual “porque están seguras de que no van a lograr el orgasmo”. Algo así como un “auto boicot”.
Pero, ¿cuáles son las causas de la anorgasmia? La licenciada explica que, en cada caso, se debe hacer un diagnóstico diferencial. Muchas veces, el problema radica en afecciones orgánicas o fisiológicas, como infecciones urinarias que producen molestias o neuropatías. También ocurre en las mujeres que están cursando la menopausia, dado que la menor lubricación limita la respuesta fisiológica sexual, por lo cual se excitan menos y sienten dolor durante la penetración. Sin embargo, para Lustgarten el factor psicológico es crucial cuando se analiza la falta de orgasmos en la mujer. Explica que “en la mayoría de los casos, la anorgasmia es psicológica, y se basa en los problemas y conflictos de pareja, maltrato, baja autoestima o infancia sexual represora. A la consulta se acercan muchas mujeres que no saben estimularse, por lo cual no se permiten gozar”. Hay que tener en cuenta que esta situación es reversible, a través de una terapia sexual que comienza, inevitablemente, en “enseñar a la paciente cómo es su propio cuerpo”, tarea que se relaciona con la exploración de los genitales para descubrir las zonas erógenas. “Sólo así se puede mostrar al otro qué debe hacer para permitir el orgasmo en la mujer”, afirma la licenciada. Además, se debe contemplar que el orgasmo no sólo se consigue con la penetración vaginal o anal. Para Lustgarten, “con besos y caricias también se puede lograr el clímax”.
Las mujeres recurren a diferentes tácticas para que su pareja no se dé cuenta de que está fingiendo un orgasmo, muchas de ellas muy efectivas. “Una paciente me confesó una vez, en el consultorio, que con su compañero actual ‘tiembla como alguna vez tembló’, para que así él piense que está todo bien”, comenta la licenciada. “Sin embargo –prosigue- éste es el primer error”. Para Lustgarten, “debemos comprometer a la pareja en este dialogo fluido que tiene que ver con el quehacer íntimo”. Su experiencia le dice que muchas mujeres callan este tipo de cuestiones por miedo a provocar el enojo del compañero, su desilusión o el hacerlos sentir “que no saben nada”. Por eso, recalca que es muy importante hablar los problemas de falta de orgasmos entre ambos, como el puntapié inicial para comenzar la recuperación.

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