Reza el refrán que el sexo vende. Pero parece que no es así. Al menos, no en lo que concierne a la publicidad.
Una investigación llevada a cabo por el departamento de psicología del University College de Londres ha determinado que la retención de los anuncios emitidos en medio de programas con contenido sexual explícito es menor que la de los emitidos en medio de un programa sin contenido sexual.
Para llegar a esta conclusión, los psicólogos sometieron a un grupo de participantes de entre 18 y 31 años a la siguiente prueba: les mostraron capítulos de Sexo en Nueva York (como ejemplo de espacio con contenido sexual) y de Malcolm in the Middle (como ejemplo de espacio apto para todos los públicos) con publicidad inserida (tanto de contenido sexual como no) y les preguntaron luego sobre lo que recordaban de la publicidad que habían visto.
En las pausas publicitarias se emitieron hasta 12 anuncios de cedés, cerveza, perfumes, productos para el pelo, bebidas alcohólicas y teléfonos móviles.
Los resultados mostraron, además, que los hombres son más sensibles a la publicidad con contenido sexual, pues la recuerdan mejor.
El porqué de la poca retención de los anuncios en los programas con contenido sexual no está claro. Los investigadores aducen que los espectadores podrían estar tan atentos al programa que podrían ver en la pausa una molestia a la que se rebelarían dejando de prestar atención.
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